viernes, 26 de junio de 2009

miércoles, 24 de junio de 2009

Conclusiones

Para seguir con la dinámica de video que vinimos posteando durante nuestra investigación, nos pareció propio filmar las conclusiones en otro contexto, la FADU, en este caso quitándonos las etiquetas a modo de dejar plasmados los resultados de nuestra intervención en el pasillo que nos lleva al aula 124 donde se dictan las clases de Medios 2 Groisman.

Conclusiones finales

Cuando nos propusimos la idea de investigar sobre los hábitos de uso que se están modificando en la Web, estas formas relativamente nuevas de producción de contenidos y, a su vez, nuevas formas de exposición, fueron muchas las preguntas que nos surgieron: ¿de qué manera nos mostramos a nosotros mismos? ¿Cómo hacemos uso de esas herramientas? ¿Qué grado de confianza tenemos en ellas?
Fue en este sentido que elegimos el recurso del etiquetado para llevar a cabo nuestras intervenciones porque nos pareció que su mecánica representaba, casi metafóricamente, aquello que implica este fenómeno de poder acceder a un espacio en la Web y ser parte de diversos tejidos "cibersociales".
Fueron dos situaciones de intervención en la vía pública, ambas en contextos prácticamente opuestos: un recorrido en subte, a pleno mediodía de un día laboral, en la estación más céntrica y concurrida posible; frente a un domingo en Plaza Francia, lleno de grupos de amigos y jóvenes disfrutando de rondas de mate y del sol de la tarde. A partir de la comparación entre entornos tan diferentes, nos ha quedado claro cómo es el perfil de usuario de estos medios y hemos podido establecer una relación entre los modos de exposición dados a través de las redes sociales digitales y los modos de exposición ante un público físicamente presente.
Para nuestra sorpresa, encontramos que hay una correspondencia relativa en cómo se manifiestan. ¿Qué es lo que queremos decir con esto? Medios como Facebook, Twitter o MySpace nos dan la posibilidad de mostrarnos como queremos (...que nos vean), sí; pero a la vez, nos otorga el beneficio del anonimato. La información es totalmente editable y uno puede elegir cuanta dosis suministrar. Desde este punto de vista, creíamos que los usuarios se sentían mucho más cómodos para dar determinados datos que quizás en una situación de la vida diaria, donde no resultaría de la misma manera, o por lo menos habría que enfrentarse a la timidez de uno mismo. Sin embargo, en el diálogo con el público usuario nos dimos cuenta de que así como en la Web ellos no tienen problema de etiquetarse, de definirse y caracterizarse, también se prestaron a hacerlo frente a nosotras y darnos pequeñas muestras de sus personalidades.
Obviamente, la idea no es generar un análisis totalizador, sino mostrar algunas de las perspectivas adquiridas a través de la experiencia. Para realmente poder medir el comportamiento del individuo en ambos sistemas habría que profundizar en el análisis de su comportamiento en sociedad, conocerlos personalmente y realizar un estudio a largo plazo.
De todas formas, en la interacción que se dio con el público en Plaza Francia, nos sorprendió cómo la gente respondió a nuestra propuesta, involucrándose, accediendo a etiquetarse entre ellos y hasta divirtiéndose.
La reacción en el subte no fue la misma. Más allá de que nuestra intención no era lograr una interacción con ese público, porque tampoco era el público con el que se podía dar un diálogo, la escena no pasó por desapercibida. La anormalidad de la situación se hizo evidente en sus reacciones, que podíamos ver disimuladamente a través de los lentes. Aún así, nadie se animaba a preguntar qué estábamos haciendo, salvo en un par de casos donde quienes se acercaron, no casualmente, coincidían con el perfil de usuario de estas "redes sociales". En Recoleta no nos sentimos tan miradas porque no estábamos "tan fuera de lugar".
Facebook ha adquirido una gran popularidad en el transcurso del último año, sobre todo en jóvenes de entre 20 y 30 años. Esto no dejó de notarse cada vez que encarábamos una encuesta y terminábamos todos hablando explícitamente de las cuentas en este medio, como si no existieran otros. Quizás porque es uno de los más integrales (¿o personales?) ya que uno tiene la posibilidad de generar su información en una cantidad innumerable de formatos diversos: videos, fotos, comentarios, notas, enlaces, música y, cómo olvidarnos, etiquetas.
Lo que uno hace en su vida digital, se vislumbra de alguna forma en su vida real y viceversa. El grado de exposición en un ámbito y otro se corresponden relativamente. Además, hemos encontrado que hay quienes buscan otras formas de exposición, sin necesidad de etiqueta; a quienes no les interesa mostrarse en Internet pero sí, por ejemplo, defender un proyecto político. De una forma u otra, con el paso del tiempo y las nuevas herramientas tecnológicas, pareciera que nos escondemos menos, aunque paradójicamente ese "no escondernos" implique quedarnos en casa editando nuestra información personal.